PORTUGAL INTENTA CONTROLAR LOS BROTES DE CORONAVIRUS EN LOS ALREDEDORES DE LISBOA

Ayer, el barrio social de la Quinta da Mina, en la periferia de Lisboa, acogió una carpa para hacer pruebas del coronavirus sobre el terreno a 40 vecinos de un edificio en el que se habían detectado seis positivos. El despliegue muestra el intento de las autoridades sanitarias por controlar los brotes en esta región, que es la que más preocupa. En el boletín de datos de ayer había 195 nuevos casos, lo que supone una estabilización tras los 200 del lunes y los 297 del domingo. La gran mayoría corresponden a la zona de la capital.

Con unas cifras oficiales en el conjunto de pandemia mucho mejores que los países de su entorno, sobretodo en el número de muertos, a Portugal le está costando llegar al final de la curva. En los datos comparativos del Ministerio de Sanidad español, Portugal aparecía ayer con 34 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, por encima de los 12 de Italia, los 13 de España y los 14 de Francia, aunque por debajo de los 45 del Reino Unido.

Como el confinamiento del país vecino fue casi al mismo tiempo que el español o el italiano, la explicación no parece estar en el retraso en el inicio de la epidemia. El Gobierno luso lo relaciona con los efectos de la salida de casa, sino con esos brotes localizados en zonas deprimidas del entorno de Lisboa, que han obligado a Portugal a hacer un confinamiento asimétrico. En estos momentos, la capital va atrasada del resto del país, junto cuando hay pocos contagios en el Norte, que acumulaba la mayoría de ellos.

Azambuja, un municipio que se encuentra al norte de Lisboa, produce hace semanas la mayor inquietud, por los alrededor de 300 casos detectados en empresas de su área industrial, a los que sumó ayer el foco que se trataba de controlar en el barrio de la Quinta da Mina.

Beatriz Díaz del Pozo