LOS ICONOS DEL ROCK EN EL PUNTO DE MIRA

Ocasionalmente, entramos en el eterno debate sobre la diferenciación entre el trabajo de un artista y este mismo. Podemos defender desde ambas posiciones si creemos que las obras son ajenas al autor, a su vida personal, y si tenemos un deber moral al consumirlas. No es de extrañar que se den casos en los que la gente ha dejado de lado el legado del creador y/o intérprete por adjetivos que tienen más que ver con los problemas que dejan ver su comportamiento. “Garrapata” ha realizado un estudio en el que se reflexiona y trata de captar el efecto que tienen estos conflictos y escándalos en los admiradores del trabajo de estos personajes.

El rock siempre ha sido conflictivo, desde la proyección de “Semilla de maldad” en 1955, podíamos ver esto. Los jóvenes espectadores se dedicaban a arrancar las butacas de los cines y a bailar al ritmo de “Rock around the clock”. Desde entonces se ha catalogado al Rock como género problemático, incitador de polémicas y escándalos con los que iba de la mano y en los que todos pensábamos al referirnos a este. Los medios también han aportado su granito de arena, amplificando y exagerando para conseguir un impacto. Tras los altercados de 1955, los periódicos reclamaban que los jóvenes se estaban volviendo locos, que el Rock incitaba a la violencia y sacaba lo peor de ellos mismos. Esto conllevó a la prohibición de la cinta en cines debido al miedo que generó entre los espectadores.

Han pasado más de sesenta años desde entonces. Seis décadas en las que ha habido grupos que han protagonizado sonados escándalos. Algunos desde lo más alto de la fama y con el mundo pendiente del más mínimo de sus movimientos y otros a los que, precisamente, la controversia contribuyó en mayor o menor medida a que su nombre corriera de boca en boca. En la siguiente lista hay un poco de todo: Guns N´Roses, Motley Crüe, GG Allin, Ozzy Osbourne, Oasis, Sex Pistols, Dead Boys, Led Zeppelin y Burzum.

Se tomó la opinión de más de mil encuestados de entre 20 a 80 años, para conocer la tendencia de la gente a valorar el trabajo del artista sobre la persona que hay detrás de este. El estudio mostró que cerca del 70% cree que es “imposible separar al músico de su trabajo”, y en contraposición a esto, tenemos al 20% defendiendo que no debería haber una relación directa entre el arte y las acciones de los creadores de este.

Dentro del Top 20 de los músicos reconocidos por haber sido rechazados en base a su comportamiento y actos reprobables, tenemos a R.Kelly, Chris Brown y Kanye West encabezando la lista de los raperos, y a Bryan Adams, Marilyn Manson y David Elefson brillando en el panorama del Rock (nótese el sarcasmo).

Es curioso, y vale la pena recalcar, como los fanáticos del Rock, el Hip Hop y el Metal han sido minoría en el apartado de oyentes que separan al arte del artista, y como los géneros que mayoritariamente sí han marcado limites con el tema, han sido el folk, el gospel, el jazz, el blues y el reggae. Los fans del Rock, sobre todo, entenderán, no solo por el carácter apasionado y dolorosamente sincero de las letras, sino también por la historia de los compositores y la vejez de los clásicos que interpretan, que es más fácil ignorar la procedencia de las canciones en estos casos. Pero esto solo añade más debates y reflexiones acerca de si debemos tratar a las obras de forma diferente en base al tiempo de estas o el mensaje que trata de expresar.

Los comentarios lanzados por parte de Adams tras la pandemia, denigrando a la población asiática, los incontables casos de maltrato y abuso que carga Manson a sus espaldas, y los videos privados de Ellefson, son los motivos que presentan los encuestados para rechazar a los artistas y renegar de las obras que lleguen a crear estos.

 Hay que recordar el sentido de ambos posicionamientos, el arte expresa y debe ir separado de quien lo hace, porque este es un simple medio para expresarlo y contar la historia que ya estaba ahí, si renegamos de las obras por reflexiones morales, por polémicas, estamos limitando el arte y a la vez condenando a este y a nosotros mismos por revelaciones que escapan a nuestro control. Por otro lado, el arte es una forma de contar y plasmar la vida y las experiencias de quien lo crea, al apoyarlo, estamos validando no solo el trabajo de este, sino que también le estamos beneficiando en vida, sin castigar acciones reprobables que deberían criticarse tanto como las criticamos en la vida cotidiana sin la “coartada” del arte para protegerse.