Carlos Alcaraz sufrió para recuperar sensaciones pero acabó imponiéndose a Casper Ruud en una semifinal que fue, sobre el papel, una prueba de lectura táctica y aguante físico. El marcador final (3-6, 6-3, 6-4) refleja el guion de un partido en el que el español arrancó con dudas, reajustó su estrategia y terminó imponiendo su velocidad y la profundidad del golpe.
El noruego arrancó más sólido y rápido. Ruud aprovechó la ausencia de ritmo de Alcaraz en los intercambios largos y, sobre todo, sacó rédito a la acumulación de errores no forzados del número 1. Alcaraz cometió muchos fallos en el primer parcial —unos 15 errores no forzados según las estadísticas del torneo— y dejó escapar varias oportunidades de ruptura.
Ruud leyó bien la dimensión del partido, movió a su rival y cerró el primer set por 6-3 con un juego notable de resistencia y solidez desde el fondo.
El punto de inflexión llegó en el segundo set, cuando Alcaraz, más paciente, ajustó la agresividad y redujo el número de errores. El español dominó con su servicio —según datos del partido ganó 20 de los 24 puntos con su saque en ese parcial— y pudo imponer mayor presión con el primer golpe.
Ese control del servicio le permitió construir oportunidades y, cuando encontró la rotura, no la soltó: 6-3 para empatar el choque y obligar a Ruud a salir de su plan perfecto.
En el tercer asalto, Alcaraz fue creciendo: recuperó movilidad plena, sacó provecho de su variedad (cambios de ritmo, entradas a la red en el momento justo) y volvió a conectar tiros ganadores que cortaron el ritmo de Ruud. El juego se mantuvo igualado hasta que el español logró la rotura decisiva —en el tramo final del set— y cerró el partido por 6-4.
El partido duró alrededor de 2 horas y 8 minutos, un tiempo en el que Alcaraz llegó a mostrar alguna limitación física en los primeros minutos —siendo prudente por un esguince/ molestias de pie que ya preocupaban en rondas previas— pero que no le impidió elevar su nivel cuando más importaba.
La victoria en semifinales es la novena final consecutiva de Alcaraz esta temporada y le acerca a la posibilidad de sumar otro título ATP 500 a un palmarés que ya brilla en 2025 tras su último triunfo en el US Open.
El rival en la final será Taylor Fritz, que llega a la definición tras vencer cómodamente a Jenson Brooksby (6-3, 6-3). Fritz supone un reto distinto: saque potente, golpes planos y capacidad para poner el marcador bajo presión con servicios rápidos.