LA PARSIMONIA DE BOLSONARO ANTE EL COVID-19

Hace pocos días, Brasil se caracterizaba por ser uno de los pocos países aún inmunes al Corona Virus, pero por desgracia fueron a los pocos días incluidos en la larga lista de países ya victimas de esta enfermedad.

Con 621 casos reconocidos y un total de 7 muertos, al momento de escribir esta noticia, según fuentes oficiales su nivel de propagación se esta extendiendo un 45% de rápido en tan solo escasos días. Siendo la localidad de Sao Paulo donde se concentran la mayoría de enfermos y defunciones.

Ante esto, el presidente Bolsonaro aún se muestra algo impasive ante esta situación, y es la sociedad, el pueblo brasileño quien ha optado por propia voluntad en no salir a la calle y desde sus balcones, al ritmo de cacerolazos nocturnos, pedir la dimisión de su cargo.

Y es que aunque parezca un chiste este grito nocturno, todo lo contrario. Cada vez son mas las peticiones para la salida del presidente y las protestas populares que se expanden, casi más que el virus, entre los brasileños.

Una situación que va mucho antes de esta trágica epidemia, debido a la precaria situación de muchas personas que amenazaban el país con una escasa bolsa de trabajo y pobrezas, donde incluso algunas veces el propio Bolsonaro ha reconocido no poder hacer nada y quedarle algo grande el cargo ante la situación de su país.

Por otra parte, hoy el poder Ejecutivo de la zona ha anunciado el cierre fronterizo con sus países vecinos, tan solo abierta para los brasileños residentes en el extranjero que estén en proceso de volver. Una actitud que, como ya íbamos vaticinando, supone una mancha negra en la imagen del presidente. “No es una palabra mágica. Si tuviésemos el poder de cerrar la frontera, como muchos piensan, no entrarían drogas y armas a Brasil“, dijo el propio presidente ante esta medida de seguridad.