REPARTO DE MASCARILLAS EN LOS BUZONES

Javier Pozo, ingeniero de 41 años y de Torrejón de Ardoz “de toda la vida”, estaba el miércoles teletrabajando cuando escuchó que la Policía Local pedía por megafonía a los vecinos que acudieran de forma escalonada a sus buzones. Allí, les habían dejado “en un paquetito” 10 mascarillas quirúrgicas por vivienda. “Yo vivo en una parte nueva, con telefonillos de código, pero en barrios más antiguos como el de mi madre, llaman casa por casa para avisar”, cuenta. Este municipio del este de la Comunidad de Madrid, con 136.331 habitantes y 50.977 inmuebles según el INE, ha comprado 550.000 mascarillas porque el Gobierno central recomienda ahora llevarlas para salir a la calle.

Van en una bolsa zip con un mensaje del alcalde, Ignacio Vázquez (PP), que ha decidido distribuirlas “ante la dificultad para comprarlas”. “Os transmito mucha fuerza y ánimo, vamos a salir con la solidaridad y el esfuerzo común”, añade. Hay vecinos a los que esta nota les sobra “muchísimo” porque es hacer “promoción suya (personal y partidista) con el dinero común”, mientras que, a otros, el mensaje les “ha emocionado más” que disponer de unas mascarillas que les “pueden salvar la vida”.

A Pozo, que las recibe feliz porque no tenía ninguna, no le parece mal porque “no hace referencia a ningún partido, es un mensaje institucional y de ánimo”. “Es como cuando se reparten preservativos, cualquier acción que sea para promover la salud, bienvenida sea, lo importante es la acción”, opina el ingeniero, que vive solo y está “a punto de pintar una cara en un balón” como en la película Náufrago.

En un vídeo y un comunicado de prensa, Vázquez saca pecho: “Somos la primera ciudad de España en realizar esta medida”. Sin embargo, no lo es. El municipio barcelonés de Terrassa, de 218.500 habitantes, dio un millón de mascarillas gratis a principios de abril con un coste de 520.300 euros, informa Camilo S. Baquero. De ellas, 400.000 se entregaron a domicilio, entre tres y cuatro por hogar.