ALEMANIA ESTABA MEJOR EN 1914 QUE EN 1939

Alemania fue el país que instigó las dos guerras mundiales acaecidas en el siglo XX y fueron las más mortíferas y destructivas de la historia, aunque en este respecto, la Segunda superó ampliamente a la Primera. En ambas guerras fracasó en su intento por consolidar su poder a nivel global, pero además no llegó a verse muy favorecida por los países que la apoyaron en ambos conflictos, al contrario de cómo ocurrió con los Aliados. Irónicamente, a pesar de perder las dos guerras, Alemania ha prosperado notablemente y a día de hoy es la primera potencia económica de Europa.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontraba en relativas mejores condiciones que en la Segunda. Ello se debía principalmente a que para 1914 era la primera potencia de Europa, teniendo en cuenta su indiscutible potencial industrial y militar, además de que abarcaba mucho territorio europeo y contaba con colonias en África y el océano Pacífico. Se debe añadir que sus aliados de entonces eran más próximos, como Austria-Hungría, aunque tampoco tenían el mismo potencial político-económico. Italia al principio era uno de sus aliados por la Triple Alianza, pero se cambió de bando en la guerra, entre otras cosas porque rivalizaba con Austria-Hungría.

Hacia 1939, el Tercer Reich no tenía las mismas capacidades anteriores y apenas estimaron a sus aliados; el Segundo Reich deseaba acaparar tantos apoyos como fuera posible y aislar a Francia de dicho sistema de alianzas. Se debe añadir que toda la economía alemana había recuperado su actividad pero sobre todo fue a costa de destinarla al esfuerzo militar, una clara transgresión del Tratado de Versalles, además de por las expropiaciones realizadas a los judíos. Adolf Hitler deseaba recuperar el antiguo poder de Alemania, pero en lugar de recuperar los dominios de ultramar se centró en una masiva expansión oriental a costa de las razas que los nazis consideraban inferiores y para las que inventaron una diabólica maquinaria exterminadora.

Los aliados europeos de la Alemania nazi eran la Italia fascista y otros pequeños estados orientales, pero ninguno de ellos tenía tanto rendimiento como el germano y solo servirían como refuerzos en las campañas bélicas. Italia no contaba con los preparativos estratégicos ni la maquinaria necesarios para la Segunda Guerra Mundial y los alemanes tuvieron que auxiliarla en los Balcanes y África. Realmente, la única potencia del Eje equiparable a Alemania era el Imperio de Japón, pero éste no solo se encontraba en el otro extremo del planeta sino que tomó la iniciativa bélica por su cuenta al atacar a Estados Unidos, un gigante hasta entonces dormido que asestó a Japón derrotas constantes en el teatro del Pacífico.

Cuando finalizó la primera Gran Guerra, Alemania fue declarada como primer culpable, en especial por instigar un conflicto de agresión al haber atacado Francia y Rusia simultáneamente, para lo que también invadió a la neutral Bélgica. Entonces no sufrió ocupaciones extranjeras y su unidad no se perdió; cambió de imperio a república y perdió territorios, al contrario del caso de Austria-Hungría y el Imperio otomano, que acabaron desmantelados. El final de la Segunda Guerra fue distinto, pues debido a la extraordinaria magnitud de los crímenes nazis, Alemania fue dividida en cuatro zonas de ocupación por cuatro años y luego en dos estados económicamente diferentes hasta el final de la Guerra Fría.

El principal signo de humillación para los alemanes en el Tratado de Versalles fue el deber del pago de unas ingentes compensaciones que desestabilizarían gravemente a la economía nacional. Adolf Hitler insistió en este peligro como si de una conspiración se tratara y omitió las obligaciones alemanas de Versalles durante su mandato. La Alemania federal, que se recuperó rápidamente, prosiguió con los pagos, así como toda Alemania una vez reunificada, hasta finalmente completar la deuda en 2010.