EL ALAMEIN FUE UN PUNTO BÉLICO CULMINANTE

La segunda batalla de El Alamein, librada en el último tercio de octubre de 1942, fue la confrontación decisiva en la llamada campaña del desierto de la Segunda Guerra Mundial. Las tropas del Eje al mando de Erwin Rommel fueron vencidas por las fuerzas Aliadas del Imperio británico y la Commonwealth lideradas por Bernard Montgomery, quien sería el comandante inglés más destacado en la guerra global.

Rommel había ascendido a mariscal de campo por su excelente papel en el norte de África, donde los Afrika Korps alemanes habían acudido en ayuda de Italia; el objetivo era tomar el canal de Suez para apropiarse de las reservas de petróleo de Oriente Medio. El avance del Eje por Egipto parecía imparable, pero Montgomery, recién nombrado comandante, hizo importantes cambios. Impuso un programa de estrictas reglas y disciplina, destacando por su cautela y prefiriendo esperar a que los ejércitos anglosajones tuvieran más hombres y armamento.

Fueron combates muy duros y las ofensivas se estancaron, pero la estrategia de Montgomery fue efectiva y llevó a los Aliados a la victoria. A inicios de noviembre, con sus unidades exhaustas y la batalla perdida, Rommel emprendió una retirada estratégica. Sin embargo, los Aliados, muy reforzados por los británicos y estadounidenses que habían desembarcado en Marruecos y Argelia, donde se ganaron el apoyo de los colonos franceses, acabaron obligando a las Potencias del Eje a rendirse en Túnez, el último protectorado que quedaba en posesión de la Francia de Vichy aliada de Alemania. En cuanto que finalizó la campaña en Túnez, toda África quedó libre del Eje.

Los alemanes estuvieron muy cerca de llegar al canal de Suez, aunque la principal razón por la que lucharon en África era tener que ayudar a sus aliados italianos, quienes llevaban mucho retraso en preparación y equipamiento militar, por lo que no estaban preparados para afrontar la Segunda Guerra Mundial por sí solos en ningún frente. Por su parte, Reino Unido contó con apoyo de las angloparlantes India, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, además de las tropas exiliadas de los países ocupados por Alemania y un armamento americano que fue trascendente incluso antes de que los Estados Unidos se unieran a la guerra.

La mayor parte de las colonias del norte de África, pertenecientes a la Francia de Vichy y a Italia, estaban a favor del Eje, lo que constituye un factor clave para que Alemania tuviera una ventaja inicial en África. De haber ganado en El Alamein y tomado el canal de Suez, se hubiesen lanzado a la conquista de Oriente Medio, donde los británicos tenían sus colonias más nuevas. Por otra parte, Bernard Montgomery no era la única opción para el comando británico en África; William Gott fue el primer elegido para dicha tarea pero murió cuando su avión fue derribado en El Cairo. El destino de la batalla probablemente se vería alterado si otra persona hubiera liderado militarmente a los Aliados.

La estrategia Aliada fue vital para el éxito de su contraofensiva en África; de no haber sido así, el Eje tendría más posibilidades de ganar. Ello supondría más catástrofes, pues la guerra se ampliaría considerablemente. En tal caso sería probable que, puesto que Irán estaba realmente en manos británicas y soviéticas desde 1941, los Aliados concentrasen el grueso de sus ejércitos entre Irán y Suez para atacar a las fuerzas del Eje y empujarlas hacia las costas de Omán y Yemen hasta derrotarlas.

Hubiese sido un duro revés para Reino Unido si los alemanes ocuparan sus colonias. El canal de Suez era la puerta a la red de dominios británicos asiáticos y desde ahí todo el territorio se hubiese visto seriamente comprometido; peor hubiese sido si los combates entre las principales potencias se extendieran más allá de Oriente Medio hasta la India, que a su vez limitaba con las nuevas posesiones de Japón. Las campañas se habrían prolongado y habría habido mucho más sufrimiento, muerte y destrucción para todos los combatientes y no combatientes de las zonas conflictivas.