EL MIEDO SE APODERA DE LAS CALLES GRANADINAS TRAS EL ÚLTIMO ENJAMBRE SÍSMICO

El sábado pasado ya se producían los primeros seísmos que empezaron a marcar un caos en Granada. Muchos de los granadinos están calificando estos terremotos como los “más grandes que han sentido”. El martes 26 de enero durante la madrugada, se produjeron una veintena de seísmos de los cuales seis de ellos se dejaron sentir y sembraron el pánico.

La actividad sísmica de la que hablamos se ha dejado notar en los últimos días en los alrededores de Santa Fe, Atarfe y Chauchina, donde se han registrado hasta 51 terremotos con una magnitud que ha llegado en algunos casos a los 4,5º. A pesar de haber sido un gran motivo de miedo, el alcalde de Granada, Luis Salvador, afirmaba en la cadena SER que “más valen cuatro terremotos de 4 grados que uno de 8”.

A pesar de la alarma que se ha propiciado, actualmente los daños son solo materiales y no se categorizan como graves, pero el miedo sí estuvo presente. Gran parte de los granadinos optaron por pasar la noche fuera de sus casas, en coches o plazas en los que se sintieron más seguros. El alcalde apelaba a la precaución con las chimeneas de los edificios o cualquier objeto que pudiera caer en las calles donde estos ciudadanos pretendían protegerse. El toque de queda y la pandemia quedaron en un segundo lugar frente a la posibilidad de sufrir algún daño en los hogares; algunos de ellos han sufrido daños significativos.

TEMBLOR DE 1884

Granada siempre ha sido una ciudad en la que los pequeños seísmos han sido “habituales”, excepto el gran terremoto de 1884 que se cobró la vida de 1.000 personas además de provocar grandes desastres materiales. Este terremoto llegó a 6,5 grados en la escala de Ritcher.

Estos movimientos se producen debido a la falla que atraviesa la provincia de Granada. Que se sucedan estos pequeños terremotos es una buena noticia, por que desfoga la presión de la falla y no lo harán de manera muy brusca si va soltando poco a poco la energía acumulada. Las placas que la componen se acercan a un ritmo de 4 o 5 milímetros cada año.

Como ya hemos adelantado, a esta cadena de terremotos se le denomina enjambre sísmico, que según el investigador del instituto Andaluz de Geofísica, José Morales Soto, “se denominan así por que no se sabe muy bien el por qué empiezan y tampoco sabemos cuando termina. La denominación de enjambre o serie indica que no hay un terremoto principal con sus réplicas que es a lo que estamos habitualmente acostumbrados. Estos enjambres son muchos terremotos, cientos e incluso miles, que ocurren en un espacio y en un tiempo muy concreto. El tiempo puede ser horas, días o incluso años”.

Esther González González