Frente a la firme oposición del ayuntamiento de la ciudad, el museo no tendrá cabida en Barcelona
Los impulsores de traer una filial del Museo Hermitage a Barcelona han anunciado que renuncian a instalarse en la capital catalana debido a las numerosas trabas del gobierno de Ada Colau. Se ha declinado la inversión en este proyecto con el fin de invertirlo en otros asuntos más prioritarios de la ciudad.
La sociedad Museo Hermitage, controlada en un 80% por el fondo de inversión suizo-luxemburgués, lideró la iniciativa en la inversión hace diez años y el 26 de mayo de 2011 consiguió la autorización para poder instalarse frente al mar. Además, ese terreno no era municipal, sino del puerto, cuya institución si apoyaba la iniciativa cultural. De hecho, la Autoridad Portuaria de Barcelona le dio luz verde el pasado año.
El Hermitage preveía una inversión de 52 millones para la construcción del edificio, el cual estaría diseñado por el arquitecto japonés Toyo Ito. De esos 52 millones, los mercantiles ya habían invertido cerca de los 3 millones para apuntalar el proyecto. Ahora pretenden recuperarlo a través de la vía judicial la cual podría prolongarse hasta los ocho años. Los promotores no ven viable mantener vivo el proyecto hasta entonces. Esto se podría resolver mediante una indemnización que podría alcanzar los 150 millones de euros por el fracaso del proyecto, según confirmaban algunas fuentes.
Entre algunas de las razones por las que el consistorio barcelonés se oponía al museo, era porque aseguraban que atraerían a demasiadas visitas forasteras a un barrio muy presionado ya por el turismo y el cual tiene problemas de movilidad.
Aun así ante el fracaso del proyecto, fuentes del Hermitage han afirmado que tienen propuestas de otras ciudades para instalar el museo. Entre ellas, podrían estar Madrid y Lisboa, además de otras capitales de provincias españolas y ciudades europeas.
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