ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE RUBÉN DARÍO

Rubén Darío fue un poeta, periodista y diplomática nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en España.

Entre el periodo que abarca poco antes de la Primera Guerra Mundial el escritor planeaba viajar a Nueva York y pregonar la PAX (su poema, un acto de cierre de toda su obra y legado en la literatura española), su idea original era volver a Argentina y trabajar en La Nación (un tradicional periódico argentino). Pero en 1.914 y a raíz de una nevada, el poeta enfermó de pulmonía, lo que más tarde le conllevaría la muerte.

“La muerte es de la vida la inseparable hermana. La muerte es la victoria de la progenie humana”

Rubén vivió en el Salvador, Chile, el periplo centroamericano y entre París y España. El llamado “Príncipe de las letras castellanas” tuvo una influencia tremenda en los poetas del siglo. Darío llego a ser un escritor muy famoso, cuyas obras se memorizaban en los países hispanohablantes y las cuales eran imitadas por jóvenes poetas.

«El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor.»

El nicaragüense escribió los libros de poemas: “Abrojos”, “Azul”, “Prosas profanas” y “Cantos de vida y esperanza”. En total; legó más de 750 crónicas para La Nación, en la que trabajó durante más de 26 años, y más de 99 cuentos y 1.300 poemas, además de ser el iniciador del modernismo en la literatura española.

“La poesía existirá siempre que haya un problema de vida o muerte.”

Llegó a conocer a Machado, Unamuno, J.R. Jiménez…Conectando a una temprana edad con las nuevas corrientes poéticas y la literatura francesa. Se le consideraba una persona compleja; apasionado, bohemio, vitalista e idealista, dedicado totalmente a su carrera en la literatura y a sus obras, cayó en profundas depresiones que le forzaron a perder la fe en la vida.

“Pues si te empeñas en soñar te empeñas en aventar la llama de tu vida.”

Su poesía reflejaba el estilo modernismo: el cromatismo, la sonoridad y el ritmo. Temas que trataban el mundo interior desgarrado y arrebatado y lo mezclaban con el elemento fantasioso. Aspirando a imitar la belleza de la vida a través de la palabra.

“El canto vuela, con sus alas: armonía y eternidad.”