EL PLAN DE BRUSELAS PARA LUCHAR CONTRA EL DESABASTECIMIENTO DE CHIPS

La llegada de la COVID-19 obligó a que muchos sectores industriales europeos paralizaran su producción debido a la escasez de dispositivos digitales (semiconductores) y que derivó en los cuellos de botellas en las cadenas de suministros.

Por ello, para evitar que este desabastecimiento provoque daños en el futuro y evitar que se cierren determinados sectores estratégicos (como, por ejemplo, la industria automovilística), la Comisión Europea aprobó el martes 8 de febrero se ha propuesto la ley europea de chips que pretende garantizar la seguridad de suministros, el liderazgo tecnológico de la UE y la resiliencia. En definitiva, con dicha legislación se pretende que la UE produzca un 20% de los chips de todo el mundo para el 2030.

En las últimas cuatro décadas, Europa ha reducido su producción del chips de un 40% a un 10%, delegando en países como Estados Unidos o Asia que producen el 80%. Esto provoca una dependencia europea, y que en situaciones como la ocasionada por la pandemia, hace que en Europa se paralicen las cadenas de fabricación. Así, en 2021 se redujo un tercio la producción de automóviles debido a la falta de chips.

El plan de Bruselas es movilizar aproximadamente 43.000 millones de euros de financiación pública y privada para aumentar la producción y construir megafábricas para poder ser rentables a nivel competitivo con países como Taiwan.

Tal y como ha explicado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, “la ley europea de chips cambiará las reglas del juego y llega en un momento adecuado. A corto plazo, aumentará nuestra capacidad de resistencia ante futuras crisis, al permitirnos anticipar y evitar las interrupciones de la cadena de suministro. Y a medio plazo, contribuirá a convertir a Europa en un líder industrial en esta rama estratégica.”