Freddie Mercury, de Queen, era un fanático de la pintura

El líder de Queen era un reconocido fan de obras de arte. Se dice que, durante los últimos días de su vida, compraba cuadros compulsivamente. Pero, ¿por qué?

Freddie Mercury nació en 5 de septiembre de 1946 en Zanzíbar, para luego trasladarse a Londres a los 18 años. Fue un cantante y compositor británico que alcanzó una fama mundial por ser vocalista y pianista de la banda Queen. Ha sido reconocido por su poderosa voz y sus extravagantes puestas en escena. Además de esto, en los años 80 inició su carrera en solitario, sacando temas como «Barcelona», que interpretó junto a la famosísima Montserrat Caballé. Esta canción fue la oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.

Sus inicios en la música se remontan a su juventud. Empezó en la música dentro del grupo Ibex, cuya primera actuación en público como cantante se llevó a cabo en Bolton el 23 de agosto de 1969. Dos días más tarde, Ibex realizó un concierto al aire libre en el Queen’s Park de Bolton, que tuvo mucho éxito; como consecuencia de esto, los miembros de la banda regresaron a Londres y comenzaron a trabajar en algunas canciones con el nuevo cantante, Freddie, en aquella época apellidado Bulsara. Fue en los años 70 cuando cambió su apellido a Mercury, y definió su nuevo nombre artístico, alegando que «el nombre tenía fuerza».

Fue en esa época cuando Freddie comenzó a tener su primera toma de consciencia sobre su orientación sexual, expresada durante una entrevista en 1974 a la revista New Musical Express, donde declaró que era «gay como un narciso».

A lo largo de la década, Mercury tuvo una relación prolongada con Mary Austin, a quien conoció gracias a Brian May, y vivió con ella muchos años en West Kensington. También tuvo un encuentro amoroso con un ejecutivo de la compañía Elektra Records, lo que acabó con la relación que tenía con ella. Mercury y Austin mantuvieron una cercana amistad a lo largo de los años y el cantante se refería a ella como su única amiga de verdad. De hecho, en una entrevista de 1985, afirmó: «Todos mis amantes me preguntan por qué no puedo reemplazar a Mary Austin, pero eso es sencillamente imposible. La única amiga que tengo es Mary y no quiero a nadie más. Para mí, ella es como una esposa. Para mí era como un matrimonio. Confiamos el uno en el otro, eso me basta».

La leyenda de Freddie y todas sus anécdotas son innumerables. A pesar de que ya hace décadas de su muerte, a día de hoy se sigue hablando de ellas. Entre ellas, encontramos que era un amante de la pintura. Fue Tony King, todo un personaje de la industria musical del rock en los años 60 y 70, el que pasó los últimos días de Freddie a su lado. Y ahí fue cuando le sorprendió lo de la pintura. Decía Tony King: “Comprando hasta el final, comprando cuadros en las subastas de Christie. Solía acostarme en la cama junto a él y sostener su mano, (la de Freddie) que estaba fría como una piedra, como un hueso. Le traían los cuadros que había comprado y los apoyaban a los pies de la cama para que los mirara. Le dije: ‘Fred, ¿por qué haces esto?’ Y él dijo: ‘¿Qué más tengo que hacer? No puedo salir, no puedo levantarme de la cama, pero al menos puedo ir de compras.´ Tenía este espíritu maravilloso e indomable”.